Utilizar los factores de riesgo en el cribado del cáncer de mama podría reducir un 10% los costes económicos de diagnosis y hasta un 20% los falsos positivos y los sobrediagnósticos, según un estudio de la Universitat de Lleida (UdL).
Una investigación liderada por las profesoras de la Facultad de Medicina de la UdL Montserrat Rué y Ester Vilaprinyó, que recoge la revista internacional ‘Plos One’, destaca los beneficios de personalizar el cribado, ha informado este lunes la universidad leridana.
En el estudio también han participado investigadores de la Universitat Rovira y Virgili (URV) de Tarragona y del Hospital del Mar de la capital catalana.
En el ámbito de la detección precoz, la tendencia actual es el enfoque personalizado, de modo que la franja de edad para realizar mamografías y la frecuencia de esta prueba varíen de acuerdo al riesgo de padecer cáncer de mama.
Los investigadores han hecho una evaluación económica y un estudio de daños y beneficios del cribado utilizando modelos matemáticos e información sobre el impacto económico y en salud que el cáncer de mama tiene sobre la población.
La investigación del cáncer de mama combina diferentes periodicidades
Hasta 2.624 estrategias de cribado, combinando diferentes periodicidades de los exámenes, edades de inicio y final de las pruebas, y los diferentes grupos de riesgo –bajo, moderado bajo, moderado alto y alto-.
Rué explica que “si en lugar de hacer mamografías bianuales a todas las mujeres de entre 50 y 69 años se combinan los exámenes anuales, trienales y quinquenales, se podría evitar el mismo número de muertos pero reduciendo los costes sanitarios y los efectos adversos del cribado”.
El cribado óptimo se caracterizaría por exámenes cada año a las personas con alto riesgo de la enfermedad y cada 3 ó 5 cuando el riesgo es bajo o moderado.
Según el comunicado de la UdL, las profesoras puntualizan que hay que tener una medida más precisa que las que existen actualmente del riesgo de desarrollar cáncer de mama.